martes, 21 de octubre de 2008

La feria de la calabaza


Aquella primavera de 1928 Elías Clark, borracho honorífico del “Sugar Bowl”, andaba tonteando con la bella Marie Lauveau.
Por aquel entonces, todo el estado de Luisiana ya andaba enterado de las siniestras prácticas vudú que hicieron famosa a Marie, de eso y de que llevaba 107 años muerta. Pero eso no parecía importarle al viejo Elías, que aunque borracho, también tenía su pequeño corazoncito.
En la víspera de la feria de la calabaza de Nueva Orleans, Elías Clark nos presentó a un primo suyo que había traído de los barrios bajos, un tal Louis Armstrong, que había venido para tocar la trompeta aquella noche en el Sugar. También se había traído a Marie Louveau, un poco descompuesta pero bien vestida, así que tampoco le dimos mayor importancia. A estas alturas, las cosas del vudú en Nueva Orleans ya no estaban mal vistas.
El tal Armstrong, se ve que con las prisas, se había dejado la trompeta en el autobús que ya andaba de camino a Saint Louis, así que tubo que tocar con la vieja corneta del coronel Deems, una reliquia de la Guerra de Secesión que adornaba una de las paredes del Sugar Bowl.
Después de varios ademanes, innumerables excusas y una llorera, Armstrong accedió a tocar. Todos estábamos impacientes, el viejo gramófono había sido saboteado la noche anterior por los chicos cantores del Mississippi y la gente necesitaba bailar, ya que era tradición en la feria de la calabaza.
Entonces Armstrong dijo que iba a interpretar un nuevo tema, “When You´re Smniling” y que se lo dedicaba a su primo Elías y a su descompuesta enamorada zombie.

-¡Oh maigod!- Cuando aquel hombre empezó a hinchar los carrillos nos asustamos de verdad. Alguien dijo que estaba poseído por Satanás o por Robert E.Lee y salimos del local como alma que lleva el diablo. Nos quedamos esperando en la puerta del Sugar más de una hora, esperando oír el sonido de la explosión de la cabeza de aquel hombre, pero nada.
Marie Louveau, con su ronca voz de zombie, dijo a Elías: - Ya que ha sido idea tuya traer esa aberración a la feria de la calabaza, entra a ver si ha explotado ya y no nos hemos enterado- Elías asomó la cabeza por una esquina de la puerta. –No hay nadie-
Todos llegamos a la misma conclusión. El primo de Elías había explotado silenciosamente y había desaparecido pero… ¿y la corneta del coronel Deems?, no aparecía por ninguna parte. Llegamos a otra conclusión, la corneta había explotado con Armstrong despareciendo también.

Años más tarde nos enteramos por un artículo en el Heraldo de Saint Louis que un tal Louis Armstrong triunfaba en Chicago tocando la trompeta con la Creole Jazz Band.
Elías nos contó que su tía, la madre de Armstrong, le mandó una carta pidiendo perdón por lo que había hecho su hijo.
Al parecer, aquella noche en el Sugar, Armstrong aprovechó la estampida general para huir por la ventana trasera con la corneta del coronel Deems, reliquia que empeñó en Saint Louis para comprarse otra trompeta y un billete a Chicago.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola trampero! estos microrelatos parecen fragmentos de libro.A mi me gusta el Jazz,y lo que me impresiona es el inflado de carrillos o mofletes al tocar la trompeta,la Balada de Alcatraz no es Jazz,pero es un solo excepcional de trompeta. Saludos amistosos!

Anónimo dijo...

el anterior soy psiconautam,no se porque no me acepta el comentario estando registrado

Moïra dijo...

no no, no es mio el poema, tendría que haberlo puesto. Ahora lo modifico.

Es de un grupo Argentino, La renga.

Ah, y que bueno verte por aquí. Me alegro.